Gran Cine en Black Canvas

Festivales

Celebro en este artículo el nacimiento de Black Canvas, un evento cinematográfico con programación estupenda –con Claudio Zilleruelo al frente- que llevó entre sus mejores cintas a tres de los mejores directores del cine actual en el mundo: Jia Zhang-ke, Hong Sang Soo y Bertrand Bonello. En varias áreas nos llevó por caminos experimentales y nos mostró primeros filmes de gran interés –cosa que celebro y que me parece hace digno de distinción a este evento en un mar de festivales que programan filmes prescritos de los tres festivales más importantes del mundo o de eventos tan chistosos y glamurosos cuan lamentables como la ceremonia del Oscar y sus rémoras gringas. Me faltaron días para llegar a los estados de trance que nos generaba el finado FICCO de Paula Astorga, evento en el que siento se ha modelado este recién nacido-, pero las jornadas en las que pude gozar de filme tras filme, realmente salí iluminado y estimulado por esta hermosa propuesta programática. Larga vida al Black Canvas!

Al escribir de estos filmes les recomiendo los busquen en streaming cuando salgan pues tristemente carecen de distribución nacional y no se verán en nuestra pobrísima cartelera, más que en eventos de esta altura.

En "Nocturama", del maestro Bertrand Bonello (Orgánico, Tiresias, Saint Laurent), Black Canvas nos pone ante un objeto cinematográfico fractal en el que cuentan las horas de referencia tanto o más que los personajes a los que seguimos (uno chamacos de distinto origen racial y de clase), multiplicando la visión para clarificarla, sin dejar de lado su diabólica opacidad victoriosa y su violenta indiferencia. Un atentado terrorista es desplegado con elegante frialdad ligeramente fracturada cuando este grupo de hermosos y hermosas jóvenes acaban escondiéndose en una lujosa tienda departamental en la que despliegan su fascinación por el consumo, mientras viven la negación de sus actos.

En "The Day After", Black Canvas nos trae otra obra maestra del cine de prosa, aquel efectuado por Eric Rohmer durante los setenta y ochenta, a través de una historia de infidelidad que choca y envuelve por accidente a una chica religiosa. El director coreano Hong Sang Soo, enfatiza el diálogo, economiza en espacio, suprime el color y el movimiento de cámara para desnudar hasta la tristeza una historia de cuatro soledades neurotizadas a extremos ridículos.

El "Daguerrotype" presentado por Black Canvas, de Kiyoshi Kurosawa, yuxtapone el relato de fantasmas con el del personaje sometido a una experiencia extrema y enloquecida de amour fou. Para ello, el director japonés toma su bellísima solvencia visual –aquí alrededor de la crueldad de un fotógrafo con sus modelos- y su exagerado control del diseño de audio -este es quizá el filme que mejor utiliza los grados de silencio, que he visto este año- para contrariar, enriquecer, desensamblar una historia chabroliana de ambición desmedida.

Black Canvas se atreve a la respuesta que puede generar un filme tan bello como artificioso y con un contenido elusivo similar al de las pesadillas en "Lily Lane", del húngaro Benedek Fliegauf (de quien conocíamos por el FICCO su decorativa "Milky Way" y su intensa "Womb"), donde, con cámara en mano, video de alta y baja resolución, e iluminaciones tenues aunque intensas, se nos relata el perido posterior a la separación de una pareja en la que una madre llena de terrores la infancia e su hijo, sometido y fascinado por ella y su poder de narrarle cuentos dañino sobre hadas abandonadas y niños culpables de la separación de sus padres.

Black Canvas por otro lado, no se arriesga con la opera prima australiana "Killing Ground", de Damien Power, quien, idiosincráticamente, nos muestra una historia de violencia y crueldad en el desierto australiano, con un par de asesinos tan tontos como mortíferos y un par de víctimas que se niegan a morir e un filme que arranca dislocando los tiempos en un vaivén de flashbacks para luego derivar en complacencias elementales. Punto a favor: la creación del ambiente.

Por último, en el área de cortometraje, Black Canvas exhibió la insolencia de una comedia social sobre los despidos masivos, enfocándose a un grupo de amigos –un flojo, un cochino y un inútil- que buscando chamba, acaban por entrar a un parque estilo “The World” (el filme que nos presentó en México a su director, el chino Jian Zhang-Ke, en un FICCO) para enfrentarse con todo y su idiotez al realizador mismo en una broma cinematográfica filmada con movimientos suntuosos de grúas y drones; en la misma superficie, logramos ver una gran seguridad en la dirección del cortometraje "Oasis" del director mexicano Alex Zuno, a quien encontramos listo para acometer un largo, sobre todo por la resolución plástica de su puesta en cámara, con la que logra imágenes memorables de su excelente dupla de actrices en una historia sencilla que nos recuerda en su arranque a la obra teatral “Afectuosamente, su comadre” de José Dimayuga; y en su final, al corto “David”, de Roberto Fiesco.

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