La maldición del diablo, entre lo sobrenatural y la psicosis

“La maldición del diablo” (“Still/Born”) es el debut en largometraje del director Brandon Christensen, quien también participa como guionista de la cinta al lado de Colin Minihan; director de “Fenómeno Siniestro” (“Grave Encounters”).

La maldición del diablo nos cuenta la historia de Mary (Christie Burke), una joven que está embarazada con mellizos, pero al momento del parto, sólo uno de ellos sobrevive. Mary se obsesiona con que algo sobrenatural busca quitarle a su otro hijo y entonces decide hacer todo lo posible para evitar eso.

“La maldición del diablo” queda mucho a deber como película de terror; sin embargo, la cinta tiene algunos puntos interesantes que, lamentablemente, no son explotados, pero dejan la esperanza de que Christensen pueda explorarlos en otros trabajos. A pesar que la película se muestra como una cinta de terror, se adentra mucho más al aspecto de thriller psicológico, donde se juega con la dualidad de si en verdad existe algo sobrenatural acechando o simplemente es la psique de la joven madre. Michael Ironside hace el papel del psiquiatra que atiende a Mary, el Dr. Neilson; con una pequeña participación, su personaje nos dice que Mary posiblemente sufre de psicosis postparto, una patología que hace que las mujeres que acaban de dar a luz pierdan todo sentido de realidad, empiecen a tener alucinaciones, insomnio, etc. Sin embargo, Mary decide ocultar sus sospechas a su psiquiatra, lo que lleva a que sus alucinaciones se vuelvan cada vez más recurrentes y la pérdida con la realidad la lleve a poner en riesgo la vida de su bebé; o al menos, así se muestra para todos aquellos que la rodean.

“La maldición del diablo” bien podría haber jugado más con esta patología; no obstante, regresa al aspecto sobrenatural, que hace la película sea bastante predecible y que el aspecto, terrorífico no surta mayor efecto, más allá de los leves sustos cuando aparece el demonio quiere llevarse al hijo sobreviviente. La parte que me queda resaltar es precisamente cuando se juega con la duda entre si ella está sufriendo de un desbalance mental o si en verdad es algo más, y mientras más se acerca al aspecto psicológico parece ser más interesante, aunque al final regresemos a un aspecto sobrenatural no tan bien manejado.

Las actuaciones son olvidables, no hay grandes momentos que hagan lucir a la protagonista, el esposo interpretado por Jesse Moss es uno más en el casting, así como el resto de los actores y actrices que acompañan a Burke en esta historia. Más allá de una cinta lograda, se siente como los inicios de un director de género, donde se empieza a vislumbrar algunos aspectos que podrían bien ser situaciones recurrentes en sus próximas cintas. No hay grandes sorpresas dentro de la cinta, pero es una opción que abre las puertas para explorar la psicosis y la ruptura con la realidad.


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