Uruguay, lamparita de baja potencia

25WattsLa película 25 Watts (2001), de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, narra un día en la vida de tres amigos que viven en Montevideo. Son 24 horas, de un sábado común y corriente, en las que Javi, Seba y Leche viven en la cotidianeidad, compartiendo el aburrimiento, la monotonía y desesperanza ante el futuro.

El título de la película -25 Watts- resume la vida de estos tres amigos y de las personas que los rodean. Explica el ritmo lento del film y de las acciones de los personajes, quienes están inmersos en una falta de motivación, éxito e iniciativa. Con este título transmiten que Uruguay es una lamparita de baja potencia. Como las ideas que se les ocurre a los personajes en el correr de la película.

A pesar de que Stoll aclarara que el blanco y negro fue una elección de producción porque: “era más barato el revelado de 16 mm en esos colores y más fácil para falsear la luz”[1], se suele interpretar que el color del film tiene un carácter simbólico y representativo. Que acompaña el ambiente y estado de ánimo tedioso creado durante toda la película.

Stoll también aclaró que cuando hicieron 25 Watts no pensaron en retratar la sociedad uruguaya, sino que su objetivo era “hacer una película basada libremente en algunas experiencias de nuestra adolescencia”.  Más allá de su explicación, esos jóvenes que hicieron su primera película inspirados en vivencias propias, dejaron plasmada una visión, su visión, del Uruguay de aquel entonces. Al menos, de lo que sentían y cómo vivían algunos jóvenes y ancianos.

Esa juventud, en 25 Watts, se ve retratada en los tres personajes principales. Además,  sus estados de ánimo están construidos a partir de los planos largos y, en su mayoría, sin movimiento. Para ellos el tiempo pasa lentamente, sin asombros ni avances. Son desinteresados frente a lo que ocurre a su alrededor, faltos de espíritu emprendedor, irrespetuosos, vagos y desordenados, sin ambiciones y expectativas. Lo que deja la imagen de un Uruguay aburrido y estancado.

Javi: Detesta su trabajo, que consiste en conducir un altoparlante por el barrio, que repite una y otra vez la misma publicidad. Su habitación es un caos. Le da de comer galletas para perro a un hámster que su novia, le había regalado.

Seba: Un chico muy influenciable e ingenuo. No sabe decir que no. Y continuamente está buscando vivir nuevas emociones. Por lo que termina viendo una película porno o drogándose con vecinos del barrio.

Leche: Su mente sólo piensa en conquistar a su profesora particular de Italiano. Va a cursar por sexta vez el examen de esta materia, la única que le falta para terminar el liceo. En vez de estudiar, pasa todo el día en la calle con sus amigos o tirado en un sofá mirando la tele.  Sus diálogos son tan “profundos” como discutir si es de mala suerte pisar caca de perro.

En definitiva, son tres chicos irresponsables que a los 20 años, edad en que otros jóvenes planifican su independencia, ven pasar las horas haciendo zapping. Por lo único que se preocupan es en ahorrar movimientos. En jugar a “piedra, papel o tijera”, para decidir quién va a abrir la puerta del apartamento. 

A estos protagonistas los acompañan personajes secundarios, estereotipos de la sociedad montevideana, llevados al extremo de la comedia y el absurdo. Héctor, le da lecciones de progreso a Javi, mientras que es dueño de un altoparlante que da vueltas por el barrio. Sandía, es dueño de un videoclub, orgulloso de sus películas pornográficas. Gepetto, un repartidor de pizzas que escucha voces, producto de haber estado reclutado en el ejército. Pitufo, atiende un quiosco y es fanático de los record Guinness. Kiwi, es un adolescente que busca batir un record dominando la pelota con los pies. Estos dos últimos reflejan que Uruguay es el país de lo “más grande del mundo” –el asado, caricatura de Forlán-, en acontecimientos superficiales. Y que algunos buscan la fama por lo fácil.

Otros personajes, la abuela de Leche o extras, como la anciana que está sentada frente a su casa escuchando la radio, muestran condiciones en las que se encuentra la población de adultos mayores en Uruguay. Son personas improductivas. Un mero objeto más dentro de las casas, que matan su tiempo sentados, mirando al infinito o que sirven de antena de televisor.

Estas representaciones sólo dejan un mensaje, que la sociedad uruguaya aplica la ley del mínimos esfuerzo. Que le gusta hablar de progreso sin hacer nada a cambio. Falta de iniciativa y conformismo es lo que la describen.

Entonces, la imagen que 25 Watts deja del Uruguay es la de un círculo. Así como el de la rueda del hámster de Javi que gira y gira, o el día de Leche que comienza y termina pisando caca de perro. Un círculo que mantiene la seguridad, pero que obstaculiza el progreso.

Para Stoll ninguna de las características que definen a sus personajes son  específicamente uruguayas. “Me parecen que son características de algunas personas      -por supuesto que de otras no- que pueden haber nacido en cualquier lugar del mundo. La prueba, tonta, pero prueba al fin, es que 25 Watts se estrenó en casi todo el mundo y el público no veía "uruguayos", veía personajes, se emocionó con la historia y se identificó con ellos”.

Con este testimonio queda claro que la identidad y la cultura son abstracciones necesarias para comprender quién soy en la medida que me diferencio del otro. Lo que no significa que todos los ciudadanos de un país compartan o se sientan identificados con todas las características identitarias. Además, hay que tener en cuenta que el cine tiene un gran poder de persuasión y de recursos para crear mundos creíbles o mejor dicho verosímiles. Por lo que muchas características que se toman como propias, a veces son creadas en las mentes de los habitantes de un país, a través de productos audiovisuales. “El cine ha influenciado tanto a la sociedad humana, como la propia sociedad lo ha hecho con el cine”[2]. Lo mismo sucede con la literatura, aunque en menor grado de exposición e involucrando menos experiencias sensoriales. Todo indica que hay que saber diferenciar la ficción de la realidad.



[1] Entrevista personal realizada el 21 de noviembre de 2011.

[2] Ramos Codón, A. (2009): CINEMAPOP. El cine y la cultura popular, http://www.bubok.es/libros/9212/CINEMAPOP-El-cine-y-la-cultura-popular

 


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