El actor guatemalteco-estadounidense Oscar Isaac ha hecho una buena carrera en Hollywood. Ahora, se encontró en el camino al mexicano Guillermo del Toro para convertirse en un creador orgulloso y cruel, Victor Frankenstein, en una de las cintas más esperadas del año disponible ya en Netlfix. CineNT charló con el histrión sobre su trabajo en esta cinta que, sin duda, hará mucho ruido en la próxima temporada de premios.
“Trabajar con Del Toro fue como volver a casa. Hablamos diario desde que terminamos de grabar y se ha convertido en parte de mi familia”, mencionó el actor. “Pero no sólo existe ese sentir entre ambos, sino con todos aquellos con quien ha creado y laborado los últimos 30 años. Todos tienen una gran apertura con él y el proceso y Guillermo quiere que ellos digan que Frankenstein es su película, sin importar si son decoradores de set, operadores de cámara, lo que sea. De cierta forma, a todos nos demandó una inversión personal en el filme”.
Darle vida a Victor en la esperada adaptación del jalisciense implicó jugar con emociones fuertes. “El desafío y la ira fueron ingredientes muy importantes para la gasolina explosiva de Victor. Pero también hubo algo de sadismo en ello, muy al estilo del Marqués de Sade, debido al placer que le otorga el dolor y el sufrimiento de alguien inocente, aunque sea una versión de sí mismo. Eso es lo único que parece conectar con el sistema nervioso de Victor, la crueldad”, explicó Isaac.
“Pero tampoco es alguien que haya nacido de esa forma necesariamente. Podemos ver que es un proceso en el que observamos cómo alguien puede llegar a un lugar en el que se le permite ser tan cruel y sádico y, de cierta manera, obtener placer al serlo. Vemos esos pasos y lo que Victor atraviesa y eso me parece interesante porque no estaba tan consciente de ello al hacerlo”, añadió.
“Sin embargo, en retrospectiva, leyendo más acerca del Marqués de Sade en particular, me percaté que esa era su filosofía. Esta sensación nihilista de que el orden natural del mundo es la dominación y la destrucción y que el camino más claro hacia la libertad y el placer es a través del dolor y el sufrimiento”.
Si bien esta versión parece un sueño aterrador y extraño, hubo una forma en que Oscar y Guillermo decidieron encarar el reto de hacer esta cinta. “Nuestra aproximación se hizo al hablar de las relaciones con nuestros respectivos padres, la sombra y el dolor de estas figuras paternas que se manifiesta personalmente como hijos y ejerciendo ese mismo rol ahora. Esa verdad emocional es tan punzante para ambos que, a partir de ahí, construimos todo. Todo en Victor es operático y permite formas de expresión intensificadas. Pero en el centro, está el dolor”, afirmó.
Las relaciones entre padres e hijos justamente son una parte clave del alma de este Frankenstein. “Queda claro que Victor repite mucho de lo que hace su padre con él. Hablando con amigos y desde mi experiencia personal, existe el sentimiento de no repetir los patrones que nuestros padres hicieron pero terminamos replicándolos. Nos casamos con gente que se llama como nuestra madre, entre otras cosas”, meditó el histrión.
“Hay casi un sentido del absurdo en la forma en que los humanos caemos en estos patrones determinantes y repetimos ciclos, siendo ciegos ante ello. Es ahí donde Guillermo sacó su lado taoísta como director. Y como él puede hacerse hacia atrás y mirar esos ciclos de deseo en los que acabamos atrapados, ya fuese de probar algo al padre, de encontrar su amor y muchas otras cosas, que resulta brillante”.
“Recuerdo que en la última escena, hubo un par de ocasiones en las que quise cortar algunas líneas porque me parecía que decía muchas cosas pero él fue tajante y dijo ‘No, tu padre sigue vivo, Oscar. El mío, ya no y necesito decirle estas cosas’. Realmente hay una exploración muy personal de su parte y lo que él vivió con su padre. Y me pasó a mí lo mismo”.
No cabe duda de que uno de los elementos interesantes de este Frankenstein es la enorme carga literaria que tiene, más allá de ser una visión de lo hecho por Shelley. “Crecí intensamente como el latino que soy y creo que eso es parte del motor a que haga este tipo de papeles. Pero también creo que es mi amor por el lenguaje. Por ejemplo, me enamoré de Harold Pinter cuando era muy joven y la forma en que él lo utiliza es aterradora. Ni qué decir de Shakespeare, así que creo que soy un apasionado de la música del lenguaje”, reflexionó.
“Cuando das vida a un personaje de la literatura cuyo ADN viene de ahí, encuentras algo interesante en los rituales de actuación que involucran historias y personajes con elementos tan arquetípicos porque pueden ser memorables y trascender el paso del tiempo. Pueden ser de hace mil o 200 años. Hay un componente espiritual en ello y ese misterio que conllevan me parece emocionante y lo encuentro en este tipo de personajes, sin duda”.
Si bien las bases del personaje ya estaban establecidas, la construcción del infame creador consta de varias piezas, como la Creatura misma. “Esto es un proceso creativo y es una metáfora interesante. Las conversaciones con Guillermo son lo que creamos para Victor. Pero luego tengo que aportar cosas para construir el puente y atravesarlo y así llegar al set y tener el derecho de hablar como este personaje. Aunque también se enriquece con conversaciones entre el diseñador de vestuario y los demás artistas alrededor que cambian la perspectiva de lo que veo. Y todo eso es un motor que me permite moverme a través del guion y es realmente algo lento y metódico”. 
“Es ahí donde te das cuenta de lo que tienes que agregar, si falta un poco de sensibilidad en la forma en que se mueve o en cómo piensa y se expresa. Esa maquinaria permanece viva durante todo el proceso y es un rompecabezas muy emocionante de armar que ayuda a conectar la brecha entre mi experiencia personal y la de mi personaje”, reveló Oscar Isaac.
El tema de la responsabilidad y la falta de ella por parte de Victor es otro tema interesante en esta visión de Del Toro. “Siempre lo veo como alguien que está huyendo. Desde el momento en que su madre muere, huye de todo hasta que se perdona a sí mismo y obtiene lo mismo de parte de la creatura. Y eso es interesante porque, en la novela, Victor corre en el primer segundo que su creación abre los ojos, algo que Guillermo no quiso hacer”, manifestó Isaac.
“A pesar de ello, emocionalmente Victor siempre está huyendo, desde el inicio del filme. Claro que a él no le interesa la responsabilidad ni cada de esas ideas morales. Es, de nuevo, muy similar al Marqués de Sade en ese sentido. La responsabilidad es una cosa moral impuesta por la sociedad, es arbitraria y la manejas idiotas religiosos. Pero la naturaleza no es así”, concluyó.
Acá puedes leer la crítica de la película Frankenstein