En enero de 1972, el planeta recibió la llegada de un mesías extraterrestre que pregonaba su palabra a través de la música que tocaba. Su nombre: Ziggy Stardust, alter ego del talentoso artista inglés conocido como David Bowie. El profeta marciano no vendría solo, pues tendría el sentido apoyo de las Arañas de Marte conformadas por los cuerpos mortales de Mick Ronson, Trevor Bolder y Mick Woodmansey, poniendo como su pista de aterrizaje el Borough Assembly Hall en el condado de Aylesbury.
Pocas veces se crea una leyenda como la de Ziggy, un personaje que para el mismo Bowie era de lo más sencillo y que tendría mucho en común con otro extraterrestre a quien daría vida en el cine, Newton en “El Hombre que Cayó a la Tierra“ (The Man Who Fell to Earth Roeg, 1976). Sin saber el gran fenómeno que sería, David continuó alimentando al mito de esta creación, que no sólo creció en la popularidad sino también en la estructura del show mismo que rodeaba a estos músicos marcianos con un concepto bastante relevante en plena explosión del glam rock.