Dirigida y escrita por José Luis Valle, Workers cuenta dos grupos de historias. Por un lado, vemos a un grupo de sirvientes de una señora rica tijuanense quien decide dejarles todo su dinero sólo cuando su amada perra fallezca de causas naturales; por otro lado, tenemos a un pronto-a-ser jubilado quien termina sin su pensión por no estar legalmente en el país y le da la excusa perfecta a la empresa para lavarse las manos. Ambas historias buscan la justicia con sus propios recursos para obtener lo que quieren, sin importar lo que cueste.
Workers se suma a las películas que buscan el hilo negro de la vida en paneos de cinco minutos, en este caso en la playa de la frontera, donde parece que ver el mar por varios minutos inmediatamente nos va a llevar a un mundo elevado donde se nos ilumine sobre la naturaleza de la vida; en realidad, sólo vemos por cinco minutos el mar, hasta que llegamos a una escena donde vemos a una mujer hablando con alguien del otro lado de la frontera y mientras la cámara se aleja vemos a uno de los protagonistas, de espaldas. Todo esto sin un diálogo, sólo con el sonido del mar de fondo.
La cinta de José Luis Valle parece estar forzada para este tipo de cine contemplativo, pretencioso donde las tomas de cinco minutos quieren descubrir lo trascendental de los personajes pero sólo dejan un vacío, se quedan en la superficie del lenguaje cinematográfico enmascarado de brillantez hispteriana.
La trama es lo fuerte de la cinta. Ambas historias son bastantes cuestionables y controversiales. La historia del señor a punto de jubilarse es inocente y bastante maniquea. La película retrata a la mala, muy mala empresa que por ser terriblemente mala no le quiere dar su jubilación a este trabajador ejemplar, veterano de guerra y quien ha servido a la empresa todos los días desde que empezó a trabajar. Sin embargo, es interesante que no se cuestione el hecho de que este trabajador de cinco estrellas no es legal en el país, a pesar de pasar casi toda su vida en México.
Es un punto de discusión que irónicamente retrata No se aceptan devoluciones cuando se cuestiona el por qué el personaje principal no habla una palabra en inglés a pesar de vivir en Estados Unidos. En este caso, el trabajador tiene décadas de vivir en México y parece que poner en regla sus papeles no es importante.
Tan no es importante para él que cuando le preguntan el por qué no se ha legalizado, sólo alza sus hombros como niño pequeño. Esto le da al jefe, un trabajador promedio, aquel que le das un poco de poder y cree que está por encima de todos a pesar de sólo estar parado en un tabique, la oportunidad de ejercer su pequeño poder para lavarse las manos y no buscar una manera para ayudarlo.
No hay duda de que existan zánganos en nuestra sociedad como el anteriormente retratado, un jefe (más no El Jefe) que cree que por tener una oficina y una secretaria tiene un poder especial sobre todos los empleados. Sin embargo, lo que se ve en Workers es maniqueo, no se cuestiona al protagonista, al trabajador. En este caso, el trabajador es bueno, porque es trabajador, porque es clase baja y eso parece que lo hace inherentemente bueno y debe recibir lo que pida. Y la empresa debe de dárselo con los ojos cerrados, porque las empresas (aparentemente) son malas.
En la historia de los sirvientes parece ir un poco más lejos. No parece importarle el asesinato lento y tortuoso de un animal. Sin importar si uno es amante de los perros o no, los sirvientes deciden que ellos merecen el dinero y por lo tanto el animal tiene que morir.
Es fácil de creer que exista gente tan rica y desconectada de la realidad que prefiera dejarle el dinero a su animal de compañía que aquellos que la cuidaron hasta su muerte. Sin embargo, por más frívolo que suene, la decisión de hacer esto recae en quien tiene el dinero, si es moralmente criticable o si uno está en acuerdo o desacuerdo es personal.
Al final de cuentas, los sirvientes son empleados, se les ha pagado su sueldo. Por más frívolo que suene, la decisión de ser humanitario es la decisión de cada persona; cualidad que no toda la gente tiene.
En ambas historias se apoya la idea de la venganza disfrazada de justicia social de la clase baja. Por un lado, el trabajador destruye maquinaria y desperdicia recursos de la empresa hasta que las pérdidas son millonarias y prefieren darle su pensión y quitárselo de encima.
Mientras que los sirvientes matan a la perra sin que nadie lo sepa y se llevan su parte de la herencia que su fenecida jefa les dejo.
Workers sirve de un ejercicio de discusión social. La película muestra que todo aquello que no sea de clase baja parece ser malo. Esto es congruente con la forma de hablar del director en el FICM 2013 donde enérgicamente se posicionó en contra del cine comercial y de querer forzar al estado a financiar todo aquello que tenga la etiqueta de arte, sin importar nada más.
Después de toda una vida trabajando en Tijuana, Rafael y Lidia son víctimas de injusticias laborales contra sus derechos y su dignidad. Por un lado un trabajador de limpieza que espera el momento de su jubilacion, por otro la de una sirvienta que después de trabajar 30 años en una casa, su patrona le deja la herencia a su perro. El pasado de ambos personajes estaran conectados por una jugada inesperada del destino. A su manera, solos y en silencio, empezarán una batalla: Rafael contra una compañía, Lidia contra el perro.
Director: José Luis Valle
Guión: José Luis Valle
Con: Susana Salazar, Jesús Padilla, Barbara Perrin Rivemar, Sergio Limon, Vera Talaia, Adolfo Madera, Giancarlo Ruiz
Música: José Miguel Enríquez
Fotografía: César Gutiérrez Miranda
Estudio: Productora Coproducción México-Alemania, Zensky Cine / Auténtika Films / Imcine / Foprocine / CUEC
Distribuidor: CANANA
Fecha de estreno: 7 de agosto de 2014 (México)
País y año: México, 2013
Duración: 120 minutos