Críticas
“La Paloma y El Lobo” el horror de la violencia eterna
Carlos Lenin nos sorprendió en 2013 con el cortometraje”’24º 51’ Latitud Norte’’ donde nos mostraba los estragos de la violencia en el norte del país, situación que sigue explorando en su Opera Prima “La Paloma y El Lobo”, la cual es una suerte de secuela de la anterior, con el regreso de uno de sus personajes al círculo que busca abandonar. La cinta tuvo su premiere internacional en el Festival de Cine de Locarno y gana el Swatch Art Peace Hotel Adward y tuvo su estreno nacional en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2019.
Desplazados por la violencia que arrasó con su pueblo, Paloma y Lobo sobreviven intentando amarse. Entre la sed, el miedo y la nostalgia, Paloma desea regresar a casa, pero Lobo vive atado a un recuerdo que le impide volver.
“La Paloma y El Lobo” es un trabajo que implica una brutal propuesta visual que se autosabotea con un lenguaje narrativo que abusa de los peores vicios del cine contemplativo, estático, lo que hace que se convierta en una torturante experiencia para el espectador, quien debe sufrir los planos interminables y una languidez narrativa que provoca pronto la falta de interés de lo que ocurre en pantalla.
“La Nave”, alimentando los sueños y el deseo de seguir
El cine que busca crear consciencia social sobre algún tema, que quiere dejar alguna lección moral o social, casi siempre se desbarranca y cae en lo maniqueo, en lo barato y chantajista, es en ese terreno habitual donde “La Nave” sorprende al jamás caer en esos caminos baratos y hacer una propuesta divertida, honesta y fascinante sobre el tema del cáncer infantil.
Miguel se encuentra en un punto muy bajo en su vida personal y profesional, es conductor de un programa didáctico llamado “La Nave” donde da consejos paternalistas a los menores escuchan el programa. Cuando es contactado por Gerardo, un niño con cáncer que desea conocer la nave y viajar con ella a la playa, su vida cobra un nuevo sentido y decide hacer todo lo posible para llevarle a donde desea.
“El Paraíso de la Serpiente”, regresando al cine contemplativo
El cine de Bernardo Arellano busca explorar siempre cuestiones humanas, el enfrentar a la sociedad con situaciones que llevan al espectador a cuestionar las relaciones humanas, la frialdad del mundo y de los intereses mezquinos. Y si bien sus temas son siempre apasionantes, su obsesión de tener actores no profesionales o de plano no actores en sus películas, hacen que siempre se sienta que algo falta, que no hay conexión real con el espectador. Y en su cinta más reciente “El Paraíso de la Serpiente” esa cuestión le juega completamente en contra.
Un extraño hombre aparece en una abandonada zona del desierto mexicano, es rescatado por un joven vaquero y su abuelo un peleador de gallos, los cuales lo ayudan a recuperarse. El hombre comienza a realizar milagros de curación en el ejido, de manera que se le llama Profeta. El Sacerdote de la comunidad y el monaguillo se opondrán a la estancia del incómodo morador.
“Esto No Es Berlín”, descubriendo la identidad
Hari Sama es un director que ha dedicado sus últimos trabajos a crear consciencia sobre algunos temas y a profundizar en la sanación de heridas emocionales, así como en la lucha de sobrevivir en este mundo sin perder la identidad y lo que hace a cada uno importante. Es por eso que resulta llamativa su nueva cinta de ficción, “Esto No Es Berlín” un trabajo ambientado en la década de los ochenta en México y que sin perder sus inquietudes y obsesiones, logra encontrar una identidad muy diferente a sus otros trabajos.
Carlos y Gera son grandes amigos, el primero está enamorado de Rita, la hermana del segundo y cuando por una feliz circunstancia son introducidos en el underground mexicano, descubren un mundo lleno de ambigüedades, sueños y pesadillas. Pronto ambos deberán encontrar su identidad en él si no quieren perderse en el camino.
“Jexi: Un celular sin filtro” enchufando el aparato hasta botar el Ja Ja ja
La moda actualmente parece hacer películas que hablen de los riesgos de la tecnología y de la forma esta se ha vuelto una parte importante de nuestras vidas diarias, exponiendo la vulnerabilidad tenemos en ese terreno y como destruye nuestro entorno. En ese sentido llega el turno de “Jexi: Un celular sin filtro” (Jexi) la cual desde la comedia nos muestra una situación extrema sobre el tema, con la fortuna de hacer una cinta ácida, divertida y que no deja por ello de hacer una brutal reflexión sobre la adicción al celular.
Phil es un adicto al celular, cuando conoce por accidente a la dueña de un taller de bicicletas y su aparato se rompe, compra uno nuevo, el cual viene con la asistente digital “Jexi”, app que viene con defectos y convierte su vida en un infierno.










