“¿Sabes porque no hay justicia en este mundo? Porque Dios nos perdona a todos”, con esta lapidaria frase dicha a uno de los secuestrados se engloba el universo en donde se desarrolla la opera prima de Everardo Gout, Días de Gracia, un México donde la violencia que ejerce el crimen organizado permea cada capa de la sociedad y las posibilidades de tener justicia son poco probables ante la corrupción y la impunidad en que se vive.
Tres mundiales de futbol enmarcan una serie de secuestros que se desarrollan durante el evento deportivo de 2002, 2006 y 2010. Las relaciones que se establecen entre los victimarios y la víctima son parte del mundo que se nos presenta, a la par asistimos a la relación entre las autoridades y los familiares de los secuestrados y a la relación que se da entre la policía y la lucha que entablan contra los criminales. Nadie, en el fondo, es inocente.
La película se sostiene principalmente por un guión ingenioso, sumamente complejo que le exige al espectador una atención casi perfecta, donde hay que procesar no sólo las imágenes sino las historias y entender que un descuido y se pierde el hilo de lo que se esta presenciando. Los relatos corren paralelos y tan sólo por detalles nos podemos ubicar en ellas. Los diálogos son excelentes, llenos de realismo y, algunos, tomados directamente de declaraciones que han hecho secuestradores a los medios y que han impregnado a México.
Por un lado tenemos la historia de Lupe Esparza (Tenoch Huerta), un policía que no duda en doblar las reglas para imponer la ley; tenemos a un secuestrado (Carlos Bardem) que entabla amistad con uno de los miembros más pequeños del grupo de secuestradores y, por último, la angustia de una familia (Dolores Heredia como la principal representante) que no sabe si confiar o no en la policía ante el secuestro de uno de sus miembros.
Cada una de las historias tiene su propio estilo visual, narrativo, de edición, quizá el más fallido sea el que narra la relación entre secuestradores y secuestrados, esa voz en off llega a ser pesada, cansada, sin atrapar al espectador. En cambio la del policía es una de las más dinámicas, vemos el descenso a los infiernos de una forma brutal, sin concesiones.
Días de Gracia se refiere a los 30 días que dura un mundial de futbol, días donde todo está permitido ya que la sociedad se encuentra sumergida en la vorágine del mismo y por lo tanto lo que ocurre cae en un hoyo ciego donde nadie se percata de nada. Una espiral de violencia de la cual puedes salir o puedes caer sin ninguna posibilidad de salvación.
La edición corre a cargo de Hervé Schneid quien dota de un gran ritmo a la cinta y logra mantener al espectador atento, hacerle experimentar las sensaciones necesarias para atrapar y conmover, hacer sentir rabia y dolor. La música también juega un factor muy importante, la cual va de Bronco a Nick Cave, la cual se fusiona con la edición y la dirección para crear grandes momentos.
Días de Gracia es una de las mejores películas mexicanas de los últimos años, explora un tema complejo sin darle concesiones al espectador y sin ser moralina o con una falsa visión de las cosas, mostrando la crudeza de la situación y la esperanza de que, algunas veces, se puede salir del hoyo y contar la historia.
Dias de Gracia
Everardo Gout
México 2011