Lucía: Una mirada lenta, silenciosa e intimista de la vida

LuciaLucía es la ópera prima del director Niles Atallah la cual fue creada con un presupuesto de treinta mil euros para la producción y alrededor de diez mil dólares para la post-producción. La trama de la película versa sobre una joven costurera, Lucía, quien vive en Santiago de Chile junto con su padre. La historia se lleva a cabo en el período del fallecimiento del presidente y dictador Augusto Pinochet y la Navidad del 2006.

El guión cuenta con escasos diálogos, las palabras que los personajes intercambian son esporádicas y prácticas, así lo poco que escuchamos de la voz de Lucía y su padre son “gracias”, o “¿no te vas a comer la ensalada?.” En el lugar de trabajo de Lucía, el espectador se convierte en un ente un tanto voyeurista porque lo que sucede en el lugar es un momento cotidiano de la vida, de las mujeres y hombres que trabajan en la maquila. No hay argumento explícito, no hay diálogo que nos lleve a una trama dramática, aquí la rutina diaria es el guión.

Es por esto, que la película está llena de silencios porque un silencio bien empleado es tan importante o mucho más impactante que lo expresado verbalmente. La película tiene un tempo lento, pausado, con largas tomas de varias partes de la casa en las que el director intenta mostrar la vida de la protagonista usando los cuartos, fotos e imágenes religiosas dando libertad al espectador para sacar sus propias conclusiones. El guión en el filme es un libro de interrogantes, no hay respuestas, hay imágenes y queda en la audiencia dejar volar a su imaginación e intuición sobre lo que está sucediendo. Esto se ve más claramente al final de la película cuando el padre le regala a Lucía una grabación donde escuchamos la voz de una niña cantando, cuando Lucía escucha la cinta rompe en llanto. No se nos da explicación alguna, podría ser porque anteriormente hemos visto dos camas individuales que podrían pertenecer a unos niños que ya no viven ahí, ¿podrían ser las camas de los hijos de Lucía? o si somos más pesimistas ¿serán que la niña de la cinta haya fallecido? Estas son preguntas que no tienen respuestas pero que es mejor así, ya que la incertidumbre nos deja claro que nosotros, como audiencia, sólo podemos conocer hasta cierto punto la historia de este personaje, que no somos omnipotentes y que la vida, muchas veces, sólo cuenta con interrogantes.

Lucía es un experimento tanto en la narrativa como en lo visual. Sin embargo, hay que destacar que visualmente tiene elementos que parecen que son, y tal vez seguirán siendo, recurrentes en las obras de este joven cineasta, ya que fueron usadas previamente en sus dos anteriores cortometrajes animados. Dentro de la filmación vemos momentos en los que se utiliza la técnica de cuadro por cuadro para darle un sentido, tal vez onírico, a la vida y a la rutina. Este cambio en la filmación se hace sólo dentro de la casa y sólo cuando los personajes están estáticos: Lucía mirando distante hacia la calle o el padre viendo sus telenovelas recostado en su cama. Así como el guión le provee al espectador más poder en la creación de la historia, los aspectos visuales de la película le dan a la audiencia el placer de poder adentrarse al mundo de Lucía de manera personal, única, sumamente íntima. El director nos lleva a través de la vida de la protagonista pero no nos dice qué o el cómo debemos de acercarnos a la historia.

Lucía es un filme que deja al espectador inmerso en un mundo que no es explicado, una obra que vale la pena ver por el juego audiovisual y narrativo que están intrínsecamente relacionados con la vida de la protagonista.

Lucia

Niles Atallah

Chile 2010

(Publicado originalmente el 8 de abril de 2011 en carteleradecine.mx)


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