El nuevo nuevo nuevo nuevo (ahora sí en serio, nuevo) cine mexicano ha encontrado en las comedias el camino para que el público regrese a las salas de cine. Apoyado por los nombres de los comediantes que han salido de la televisión, se han armado diversas cintas que han cimbrado la taquilla en los pasados años, sin importar su calidad u originalidad, creando una burbuja que amenaza ya con reventar ante los subproductos que comienzan a surgir, como el caso de “¿Cómo matar a un esposo muerto?”, que por méritos propios se inscribe en lo peor ha llegado a cartelera en los últimos años.
El cine mexicano tiende a caer en el melodrama excesivo, donde las situaciones dejan de importar por el exceso en el que se encuentran, rayando por momentos en lo ridículo, lo inverosímil, lo burdo. Y cuando esto sucede en películas que buscan transmitir un tipo de mensaje, el espectador puede sentirse insultado por momentos y con ganas de rechazar lo que le quieren hacer reflexionar, jugando en contra de las intenciones de los creadores. Tal es el caso de “Vive Por Mí” que trata de crear consciencia sobre la donación de órganos.
Tres prospectos a recibir un riñón coinciden en la sala de espera del hospital. Sólo uno de ellos es elegido, lo que deja a los otros en la espera indefinida por recibir el suyo, tiempo en el que desarrollan una amistad y cobran consciencia de su vida y posibilidades.