La tercera entrega de Iron Man llega a la cartelera ahora dirigida por Shane Black (Entre besos y tiros, Kiss Kiss Bang Bang/2005) quien llena la pantalla de efectos especiales, excelentes coreografías y uno de los guiones más sentimentales de la franquicia de Iron Man.
Black le da a Iron Man una historia mucho más íntima entre Tony Stark y Pepper Potts, en donde lo vemos genuinamente preocupado por el bienestar de alguien más que él mismo, y al no tener la pose de héroe, da pie a los ataques de pánico de los que sufre el personaje.
A pesar de que la razón de los ataques de pánico de Stark por momentos suena más a excusa en el guión en que no supieron muy bien cómo explicar que el personaje tuviera alguna debilidad latente, Robert Downey Jr. resuelve el problema con su excelente actuación y el porqué de los ataques queda reducido algo más cursi y sentimental, el sentirse tan sólo un hombre usando una armadura y lo único que busca es proteger a Potts.
Una de las diferencias entre Favreau y Black es que Black llena la película de escenas de acción y al momento de llegar al clímax, una batalla que debería ser épica es, lamentablemente, otra más dentro de la película, eso sí todas con muy buena calidad y disfrutable pero no logra sobresalir más allá de ver a Potts tomando un rol un poco más agresivo.
Los efectos especiales son de una gran calidad, el 3D añade ese toque de profundidad y es verdaderamente disfrutable en las peleas donde se dan lujo en la destrucción, bombas, trajes de Iron Man, etc.
La dirección de Shane Black funciona muy bien para la película aunque de las tres es, en definitiva, la más cursi. En Iron Man 3 vemos a un Tony Stark como ser humano, se ve enfrentado a lidiar con que es sólo un hombre en armadura y qué tanto esto puede ser útil para salvar a lo único que le importa, Pepper Potts. Es la trama de relación de pareja pero con un héroe.
Un toque que ha hecho enojar a los fans del cómic pero que en la película le da un giro interesante y divertido es el manejo de “El Mandarín”. En lugar de tener este archienemigo, tenemos un refrescante manejo de la historia en el que se presenta es actualizado en cuestión de la fuerza mediática y la tecnología que se tiene a la mano y lo que se puede crear con ésta.
Lo antes mencionada, tendrá que ser uno de los puntos que o dejan de esperar que sea una justa representación del cómic o simplemente no podrán disfrutar de la película porque el tratamiento que se hace de este personaje no tiene nada que ver con el cómic, a pesar de que para la película queda al tono que se le ha dado a Iron Man.
Shane Black le da su toque de acción y corazón pero por momentos atiborra de escenas de acción, haciendo que escenas claves no lleguen a ser tan espectaculares pero mantiene el ritmo, hace que la relación de Stark y Potts se sienta real y logra una conexión con el público a nivel ser humano como superhéroe.
Dir. Shane Black
Duración: 130 minutos
Estados Unidos, 2013