“Lecciones de un Pingüino” aprendiendo sobre la humanidad

No cabe duda de que uno de los momentos más complicados en la historia de América Latina se ha dado con las dictaduras en Sudamérica en los años 70 y 80. Uruguay, Chile, Brasil y Argentina, vivieron momentos durísimos donde las desapariciones, las muertes y los abusos de autoridad eran incontrolables. En medio de ese panorama, un profesor británico, Tom Michell, llegaría a dar clases a una escuela de alta alcurnia siendo testigo de cómo el país en el cual era un extraño, padecía ese fascismo.

Pero en medio de toda esa infamia, el acto salvador casi accidental de Tom con un pingüino cambiaría la perspectiva de muchas cosas, incluso de él mismo. Este testimonio de vida es llevado a cines en una conmovedora ficción dirigida por Peter Cattaneo (“El Full Monty”, 1997) en “Lecciones de un Pingüino”, donde este simple acto de bondad y el vínculo que surgió entre ellos dos lograron transformar no solo la vida de Michell, sino también la de sus estudiantes en medio de un panorama poco alentador para ellos.

Escrita por Jeff Pope y el mismo Michell, el encargado de darle vida al flemático profesor es Steve Coogan (“Filomena”, “24 Hour Party People”), que a pesar de tener cierta vena cómica en su haber, también sabe manejar el drama. Es a través de su mirada de extranjero que nos sumergimos a estos instantes donde la dictadura comenzaba a hacer de las suyas en Buenos Aires. A pesar de la diferencia de edades conforme a la que Tom tuvo al vivir esos momentos (23 años), el histrión británico muestra su colmillo para capturar la esencia del protagonista de buena forma.

Tampoco ajeno a retratar de cierta forma las problemáticas sociales alrededor de sus historias, Cattaneo evita caer en el sensacionalismo de las imágenes o la violencia, ofreciendo un interesante contexto de presentación para Michell y la situación en Argentina. A su llegada, simplemente lo reciben ciertas explosiones, la presencia de militares en las calles y la sensación de peligro derivada del golpe de estado que se venía. Ni que decir del factor de que a la St. George’s School, al principio, parecía no importarle la situación política, pues era una institución educativa privada donde solo atendía a jóvenes que venían de familias poderosas.

Aunque Coogan y su profesor son el centro del relato, existen factores que van dimensionando el momento y los problemas que suceden en la cinta. El primero, obviamente, es el encuentro y forzada adopción del pingüino, con quien pasa de querer librarse de él constantemente a tener una importante conexión emocional en medio de toda la agitación social que se percibe fuera de su burbuja. Su encuentro con el plumífero en la costa de Punta del Este en Uruguay se da después de una noche de copas con una mujer a quien quiere impresionar.

Es interesante como Cattaneo, a través de su narrativa, saca ventaja del guion gracias a las actuaciones del ensamble, especialmente Coogan, a quien poco a poco vemos ir quitándose su armadura y replantearse su lugar en el mundo. Ahí entra como parte importante el pingüino, bautizado de bella forma como Juan Salvador, convirtiéndose en un apoyo emocional, en el único ser que lo escucha, con quien se desahoga y, sobre todo, lo comprende. En esa unión reside el elemento que detona el fortalecimiento en su labor de profesor con el alumnado. Pero sobre todo, lo hace reflexionar como persona. Gracias a esto, comienza a sanar y confrontar las heridas que tiene pero que no puede revelar.

La dupla entre ambos recuerda incluso a otras parejas humano-animales recientes, tales como el veterano soldado Jackson (Chaning Tatum) y su pastor alemán con síntomas de estrés postraumático en “Dog: Un Viaje Salvaje” (2022) o la aplaudida “Pig” (2021), donde la conexión entre el cerdo buscador de trufas y su aparentemente apacible granjero Robin (Nicolas Cage) resulta el detonante de una catarsis guardada desde hace tiempo. Como ellos, Michell encuentra un desahogo inusual a los fantasmas de su pasado en este pingüino, terminando por darle una importante lección de vida.

Otro aspecto importante, que lo sacude fuertemente de su zona de confort, se da con el contacto que va teniendo con las personas alrededor de su pequeño universo. Está su colega de origen sueco, el director del mismo colegio (Jonathan Pryce), una pieza clave en el contexto del conflicto dado en la época, pero sobre todo es Sofía (Alfonsina Carrocio), la nieta de la señora que limpia su departamento (Vivian El Jaber) y su espíritu rebelde lo que llama la atención del profesor Michell. Por ello, cuando algo sucede con ella, él comienza a dimensionar las verdaderas entrañas de un conflicto en el que se había mantenido callado y temeroso.

Estas son las dinámicas que van marcando un arco emotivo que depende enteramente de la buena química entre Coogan y el curioso animal. Es así que Lecciones de un Pingüino busca recordarnos que la bondad humana siempre existe dentro de nosotros, incluso a pesar de las tempestades que ocurren alrededor de nuestro mundo o dentro de nosotros mismos. Es ahí donde la cinta de Cattaneo encuentra su alma, mostrándonos la valía de una simple acción en medio de una sofocante opresión, todo a través de un drama esperanzador y un toque de animalidad cursilona que funciona.

Lecciones de un Pingüino” (The Penguin Lessons

Dirección: Peter Cattaneo

Guión: Jeff Pope

Basado en el libro homónimo de Tom Michell

Con: Steve Coogan, Jonathan Pryce, Vivian El Jaber, Björn Gustafsson

 

Distribuidor: Diamond Films

Fecha de estreno: 18 abril 2025 (Reino Unido) 10 julio 2025 (México)

País: Reino Unido / España

Duración: 112 minutos


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