“El Jaibo” es, dentro del cine mexicano, uno de los símbolos del mal absoluto, con un pasado que lo justifica, que le hace aterrador, que le hace ser un ente capaz de todo. Y para mí, en mi infancia, era casi el sinónimo de el hombre del saco, aquél que me podía arrancar de mi hogar y de ponerme a vender chicles en la calle.
Eran otros tiempos sin duda y en Televisa pasaban muchas cintas mexicanas en blanco y negro, no sólo eran las de Pedro Infante, también pasaban muchas películas donde el mensaje era claro, si te desviabas del buen camino te podían matar. Una de ellas me impactaba de forma particular, era un México que no se asemejaba al que mostraban las otras, era un país donde la gente no era buena, donde los pobres también eran malos (requetemalos) y cuando alguien era bueno, lo mataban y tiraban a la basura. Era “Los Olvidados” de Luis Buñuel (uno de los primeros directores recuerdo haber memorizado su nombre, seguramente sólo detrás del de Steven Spielberg).