Críticas
Mentiras Blancas, el orgullo/rechazo de la identidad
Dana Rotberg es una directora mexicana que en todas sus cintas elabora un retrato íntimo y doloroso de la mujer. No importa si sea una relación de pareja (Intimidad 1991) o el documental sobre una mujer acusada de matar a sus hijos (Elvira Luz Cruz, pena máxima 1985) o la historia de una niña de circo que cobra venganza (Ángel de Fuego 1992) siempre seguimos la figura femenina. Su última cinta en México fue Otilia Rauda (2001) y tras una breve pausa de 12 años, regresa a la dirección con Mentiras Blancas (White Lies) rodada en Nueva Zelanda.
A principios del siglo XX, Paraiti es la partera local de un poblado de Nueva Zelanda, sólo puede atender a mujeres indígenas ya que la ley le prohíbe participar con las mujeres blancas. Cuando la esposa de un empresario le solicita para deshacerse del hijo está esperando, se descubre una serie de mentiras y presiones raciales que le cambiarán para siempre.
Maten al Mensajero, cuando la culpa es del que expone
La lucha por la verdad a través de la ventana del periodismo es un reto en cualquier parte del mundo. Tratar de exponer lo que los poderes fácticos quieren mantener oculto siempre conlleva un riesgo, el cual no muchos periodistas están dispuestos a correr. Y menos cuando lo que les mueve es el querer dar a conocer la verdad y no el mantener su estatus social y económico a cualquier precio. Una de esas historias es la que narra Maten al Mensajero (Kill the Messenger), basada en un hecho real y cuyo título está inspirado en el hecho de que en la Roma y Grecia de la antigüedad se mataba al portador de las malas noticias, como culpándole del hecho en lugar de acabar con los principales responsables.
Cuando un periodista de San Jose Mercury News, un modesto diario de California, descubre por azar la forma en que la CIA mantuvo la lucha de la contra nicaragüense en los 80s se ve envuelto en una serie de acontecimientos que ponen en riesgo no sólo su trabajo sino su vida.
En El Último Trago, la aventura en la tercera edad
El cine mexicano voltea ocasionalmente a las personas de la tercera edad y busca retratarles de formas que cree natural, que supone creíbles al espectador, tratando de retratar una época y un estilo. Así tenemos Por Si No Te Vuelvo a Ver (Villaseñor 1997), Club Eutanasia (Tapia 2005) y ahora, por fin, llega el estreno comercial de En El Último Trago, dirigida por Jack Zagha Kababie.
Tres ancianos se embarcan en un viaje a Guanajuato para cumplir la última voluntad de un amigo de ellos: llevar una servilleta al museo de José Alfredo Jiménez que contiene un borrador de una de sus canciones. En el camino se darán cuenta que una simple aventura puede ser muy complicada en un mundo que parece no tener espacio para ellos.
Hagen y yo, la venganza canina
Dirigida por Kornél Mundruczó, Hagen y yo presenta un mundo dónde los perros pueden tomar venganza sobre aquellos que les hicieron algún mal. La cinta muestra a Lili, una joven de 13 años, y su perro Hagen, un perro de raza mixta, se ven obligados a mudarse de casa por tres meses debido a que la mamá se irá de viaje con su esposo. Lili tendrá que vivir con su distante padre, sin embargo éste no le agrada mucho la sorpresa de saber que no sólo tendrá que hacerse cargo de Lili, sino también de su perro.
Home, confiscando mundos para encontrar el verdadero hogar
Del estudio Dreamworks llega Home: No hay lugar como el hogar, una cinta que cuenta como Oh, un alínigena un poco torpe, se encuentran en el problema más grande de su existencia y tiene que evitar que los Gorgs lleguen a la Tierra o será la perdición de los Boov.
En su intento de arreglar su fatídico error, Oh se encuentra con Tip, una niña que está en busca de su madre. Sin tener muchas opciones, Tip acepta que Oh los ayude, aunque éste no le es totalmente sincero de sus intenciones.