Críticas
“El Día Del Fin del Mundo”, efectivo drama familiar
El cine desastre siempre resulta fascinante, el saber que la vida de las personas se encuentra en peligro y que las posibilidades de supervivencia son escasas, logran siempre captar la atención del espectador, muchas veces con resultados desafortunados al perderse entre tanto efecto especial y situaciones tan inverosímiles, pero que se entienden como parte de lo que atrae a la gente a ella, en ocasiones hay cintas que dejan la fórmula un poco de lado para construir su propia forma de narrar, sin alejarse de lo que es el cliché habitual pero si con otros enfoques, como es el caso de “El Día Del Fin del Mundo” (Greenland).
Cuando un asteroide llamado “Clarke” aparece de súbito en los radares astronómicos, la humanidad debe prepararse para lo que puede significar el fin de su existencia, donde sólo un puñado de personas será trasladada a refugios para sobrevivir el desastre. Uno de ellos es el arquitecto John Garrity, quien tiene un hijo con diabetes que es rechazado por su enfermedad, separado de él y su esposa, deberá recorrer un país al borde para reencontrar a su familia y buscar una forma de salvarse del fin del mundo.
“El baile de los 41” un momento ni chulo ni coquetón de México
El cine de época es uno de los grandes tropiezos del cine mexicano, incapaz de comprenderle y de producirle de forma adecuada, se pierde en sus historias donde crea personajes de piedra y poco creíbles, donde pesa más la solemnidad y el miedo a ofender a aquellos ven los hechos históricos como algo inamovible. Y es ahí donde sorprende de entrada “El Baile de los 41”, la cual nos lleva a recordar uno de los capítulos infames de la historia de México, el cual fue recogido de forma burlona y soez por algunos medios de la época.
Amada, hija de Porfirio Díaz, ha contraído matrimonio con Ignacio de la Torre, ambicioso político que espera de esta forma conseguir el apoyo desea para su carrera. El matrimonio pronto comienza a atravesar problemas ante el desinterés de él hacia ella, quien además ha iniciado una relación con Evaristo, al que introduce en una cofradía donde los hombres con poder son libres de comportarse como desean. Los celos, la desconfianza, todo llega a su clímax la madrugada del 18 de noviembre de 1901, donde una redada descubre una fiesta donde muchos de los hombres involucrados visten de mujer y serán detenidos los 42 41 participantes.
“Fuego Adentro” un viaje al interior de la violencia
Hay cintas que le apuestan a lo que se llama cine contemplativo, donde la cámara parece retratar el día a día sin que nada pase ante ellas, la mayoría de ellas fracasa en su misión de encontrar al espectador, de hacerlo participe de lo que busca narrarse, películas dueñas de mínima anécdota que pueden sentirse eternas y, en muchos casos, innecesarias. Afortunadamente hay algunas que logran crear su microuniverso, donde se desprenden metáforas fascinantes y llenas de interpretaciones, tal es el caso de “Fuego Adentro” de Jesús Mario Lozano.
Un hombre solo y arrepentido se esconde en un pueblo perdido hasta que su hermano menor lo encuentra para llevarle noticias de su adorada Marta; sin embargo, esta inesperada visita le descubrirá que nadie puede escapar de su destino y de las traiciones.
“Ricochet” la rutina diaria de una vida condenada
El cine contemplativo tiene sin duda sus seguidores, el retrato de una realidad pausada donde no ocurre nada le parece a mucha gente uno de los grandes fines del cine al retratar la vida tal cual es, como una extensión del cine documental etnográfico y donde la acción está determinada por lo que dicta lo “natural”. Una de esas cintas es “Ricochet”, ganadora del premio a Mejor Actor en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia.
Martijn es un hombre en sus cincuentas que vive en un tranquilo pueblo de México. Aunque es extranjero, ha vivido en el país durante 20 años, se casó y tuvo una familia. Su hijo fue asesinado en las fiestas del pueblo y él desarrolló una enfermedad terminal y se separó de su esposa. Un día Martijn se entera de que el asesino de su hijo ha salido de la cárcel.
“Fauna” te la dejo para que me cuentes tú el final
Nicolás Pereda es un director que divide opiniones, o se ama su cine o se le odia con todas las fuerzas, sus películas por lo común son aplaudidas por aquellos consideran el cine debe ser aburrición eterna y atacada por aquellos que creen debe ser acción pura. Fiel a su estilo entrega ahora en “Fauna” una cinta que lleva a la reflexión y a revalorar la función del actor y del creador.
Luisa y Gabino, hermanos, visitan a sus padres en un pueblo minero en el norte de México. A ella la acompaña Paco, quien es actor y quien provoca el único interés del padre en ellos al actuar el papel de un narco en una serie de televisión. Gabino mata el tiempo leyendo una novela donde imagina es el protagonista de la misma.
