En la segunda puesta en escena de El Circo de los Horrores, ahora inundan el Teatro Molière los locos, los maniáticos, psicópatas y demás enfermos mentales que pueden verse deambulando en el lobby del Teatro justo antes de la función.
Directo de España nos llega El Circo de los Horrores, primera parte de una trilogía que se complementa con Cabaret Maldito y Manicomio, un espectáculo visual que muestra los nuevos derroteros que está siguiendo el circo, el cual ya no se queda en las carpas sino que busca distintos escenarios donde mostrar su espectáculo.
Quienes acudan al show que se presenta en el Gran Teatro Moliere en espera de ver una obra de teatro o un acto de cabaret se llevará una grata sorpresa al ver un espectáculo de circo, el cual esta creado a partir de la idea de un freak show, cada cual con su personalidad, su característica principal, logra captar la atención del público.
La atmósfera no comienza cuando se dan las tres llamadas, se da desde que uno pone un pie en el lobby del lugar, el cual está decorado con tumbas, gárgolas, lleno de hielo seco y, lo peor, lleno de psicópatas que buscan llamar tu atención, algunos con camisa de fuerza, otros con sierras eléctricas u otros instrumentos. Una vez que logras dejarles atrás y entrar al teatro, la locura se intensifica, la escasa visibilidad es alterada por el ruido de motores, de risas, de gritos, de sobresaltos aunque estés en tu lugar.