Críticas
El Premio, creciendo en la dictadura
El Premio de Paula Markovitch es un doloroso relato de la dictadura militar en argentina vista a través de los ojos de una niña de 7 años, quien sin comprender lo que pasa a su entorno no deja de reaccionar ante el mismo. Ganadora del Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlin, y como mejor película en el Festival Internacional de cine en Guadalajara y de Morelia, la cinta por fin podrá ser vista por el público mexicano en salas comerciales.
Paula Markovich realiza una cinta semi autobiográfica que de una forma devastadora captura el terror y el dolor de lo que fue una de las dictaduras más sanguinarias del continente americano, y además lo hace con una economía de recursos que sorprende y que permite al espectador involucrarse con la historia.
Alex Cross, pésima reinvención del personaje
El personaje de Alex Cross es ampliamente conocido por el público cinéfilo por el retrato que ha hecho del mismo el actor Morgan Freeman en las cintas Besos que matan (Kiss the Girls Gary Fleder 1997) and Along Came a Spider (Lee Tamahori 2001). En esta ocasión el personaje es interpretado por Tyler Perry, quien luce todos los ticks de su personaje Medea y jamás logra conectar con la audiencia o darle credibilidad a su actuación.
Basada en la novela Cross de James Peterson la cinta narra cómo Alex Cross se involucra contra un asesino a sueldo que mata a su esposa y a un miembro de su equipo antes de que pueda enfrentarle. La idea de darle un nuevo comienzo al personaje no es mala, lo malo es el ¿actor? elegido para hacerlo y la pésima dirección de Rob Cohen quien logra tocar fondo en esta ocasión.
Hitchcock, ni el rodaje de Psicosis, ni el retrato de un director
Alfred Hitchcok es el amo del suspenso, el genio que nos trajo cintas que se han grabado en el consciente colectivo de todos aquellos que amamos el cine. Su personalidad es tan fascinante como lo son sus películas y su forma de filmar ha quedado como una de las más eficientes y geniales de la historia. Al darse a conocer que el libro Alfred Hitchcock and the Making of Psycho de Stephen Rebello sería llevado al cine más de uno saltamos de emoción al pensar que veríamos una cinta que retrataría fielmente lo que había pasado en el rodaje de una de las películas más importantes de la historia del cine, pero en pantalla todo se queda corto y, peor aún, demasiado dramatizado para ser tomado en serio.
Hitchcock arranca con un excelente prólogo que nos invita a no tomarnos en serio lo que veremos, que lo entendamos como una cinta que busca entretener y retratar de alguna forma lo que pasaba tras el rodaje de Psicosis. Lo que echa a perder la diversión es el inventar circunstacias que no ocurrieron tan sólo para crear una tensión dramática que se siente forzada y sin sentido, me refiero específicamente a la relación entre Alma Reville, esposa de Alfred, y Whitfield Cook guionista de diversas cintas del director.
El Ejecutor, Stallone se mantiene en forma, vieja y efectiva fórmula
Sylvester Stallone parece haber retomado un segundo aire (¿o será cuarto o quinto?) en su carrera. Después del estreno de Los Indestructibles no sólo revivió el viejo género de acción con pura testosterona, sin contemplaciones políticamente correctas y con la sola intención de presentar acción sin parar en pantalla a la par que se sueltan un par de viejos chistes que, milagrosamente, siguen funcionando. Y así pasa con El Ejecutor (Bullet to the Head).
En esta ocasión Stallone es dirigido por un viejo maestro de la acción, el siempre interesante Walter Hill, quien nos ha traído cintas ya clásicas como Los Guerreros (The Warriors 1979), 48 Hrs (1982) y quien también produjera en su momento Alien (Ridley Scott 1979). Y la combinación es sin lugar a dudas una cinta que nos recuerda el cine ochentero de acción, con su dosis de violencia actual y, sobre todo, mucha diversión.
Tadeo, el explorador perdido; El Dorado e Indiana Jones sin chiste
Tadeo, el explorador perdido sufre de lo mismo que se presume en el título, resulta un guión perdido en referencias a diversas películas dando como resultado una trama ya vista que ha sido mejor presentada en otras películas infantiles y para adultos.
La obsesión por tesoros perdidos ha sido tema de muchas películas, libros y delirios de conquistadores ficcionados y reales. En Tadeo volvemos al mítico lugar donde el Imperio Inca escondió sus riquezas de los conquistadores y que desde entonces se ha buscado por muchos en la realidad y en la ficción. Una vez más se nos presenta este lugar mítico como la obsesión y fuente de la avaricia y maldad de muchos, añadiendo en esta ocasión, la búsqueda de la inmortalidad.