Cuando Rodrigo Reyes trabajaba como intérprete en los juzgados de California conoció de cerca el caso de Sansón, un chico acusado y condenado por asesinato a cadena perpetua, el tiempo forjo una relación entre ambos, la cual llevó al primero a plantarse la posibilidad de realizar un documental sobre el caso, uno que expusiera las razones que podían llevar a alguien a esa situación. Cuando las autoridades del penal pusieron varias restricciones, el realizador encontró su inspiración en la gente cercana de Sansón, la que le permitiría realizar un trabajo íntimo y entrañable, “Sansón y Yo”.
Rodrigo Reyes continúa la exploración sobre la identidad, tema que ya había explorado en sus dos pasados trabajos, “Lupe Bajo el Sol” (2016) y “499” (2020), logrando llevar la discusión no al crimen por el que Sansón ha sido acusado, sino el cómo se forja la identidad de alguien y cómo, al ser encerrado de por vida, esta identidad se ve inmersa en un proceso de cambios que amenazan con desaparecer al individuo.