En un futuro no tan lejano pero aún inaccesible los seres humanos podrán depositar sus emociones en un gemelo condenado a no tener vida propia, en ser un vegetal donde todas las experiencias negativas quedarán para que los seres que andan en la calle no sufran. Es en ese mundo donde un policía se ve involucrado con una activista contra esta práctica; donde un hombre decide robarse al depositario de su expareja; donde nada es lo que parece.
Depositarios es la opera prima de Rodrigo Ordoñez, ganadora del Ariel a Mejores Efectos Especiales en el 2013 y es, sin duda, una rareza dentro del cine mexicano. Pocas veces el cine nacional busca crear ciencia ficción y salir bien parado del asunto, recordemos el arriesgado trabajo de Leopoldo Laborde en Utopia 7 (1994) que es todo un ejemplo a seguir o la decepción que resultó 2033 (Francisco Laresgoiti 2009) y ni hablar de La Última Muerte (David "Letxe" Ruiz 2012). En esta ocasión podemos decir que el director supo aprovechar las limitaciones presupuestarias y sacarle provecho al máximo a sus capacidades.