El cine de animación continúa evolucionando y perdiendo un poco en el camino el sentido de hacer cosas que no podrían existir en la realidad, creando personajes y mundos cada vez más realistas que llevan a preguntar si vale la pena el esfuerzo de hacerlo animado o mejor dirigir un live action. Afortunadamente aún hay películas que apuestan por esos mundos imaginarios, como el caso de Sing: ven y canta, donde el juego de la imaginación aún tiene mucho peso.
El koala Buster es el propietario y administrador de un teatro que está a punto de ser embargado ante el fracaso de las últimas obras se montaron ahí. Para impedirle convoca a una audición para un espectáculo con gente común que sepa cantar, pero un error de impresión crea falsas expectativas en los que buscan entrar a él. Entre aquellos que concursan se encuentra Rosita, una cerda ama de casa aburrida de la vida; Ash, una puercoespín adolescente; Johnny, un gorila cuyo padre se dedica al hurto; Meena, una elefante con problemas de pánico escénico y; Mike, un odioso ratón.