Críticas
“Tuesday, abrazando la vida”. Aprendiendo sobre la muerte
El cine no sólo sirve como distractor o como un elemento para retratar la realidad social que se vive, es mucho más que eso, y entre ese abanico hay una serie de películas que buscan motivar a la gente o hacerles comprender a una persona enferma y aprender a soltarle y dejarle ir, tal es el caso de “Tuesday, abrazando la vida” (Tuesday) un drama con tintes fantásticos que logra conmover e impulsar a seguir adelante.
Tuesday tiene una enfermedad terminal, pasa sus días al cuidado de una enfermera mientras su madre finge irse a trabajar aunque en realidad pasa el día perdiendo el tiempo incapaz de afrontar la situación de su hija. Cuando la muerte, personificada en un ave, llega para cumplir su ciclo vital, ella le pide tiempo para despedirse de su madre, a lo cual ésta accede. La reacción de su madre pondrá en riesgo todo.
“Sanson y Yo” descubriendo la identidad y la amistad
Cuando Rodrigo Reyes trabajaba como intérprete en los juzgados de California conoció de cerca el caso de Sansón, un chico acusado y condenado por asesinato a cadena perpetua, el tiempo forjo una relación entre ambos, la cual llevó al primero a plantarse la posibilidad de realizar un documental sobre el caso, uno que expusiera las razones que podían llevar a alguien a esa situación. Cuando las autoridades del penal pusieron varias restricciones, el realizador encontró su inspiración en la gente cercana de Sansón, la que le permitiría realizar un trabajo íntimo y entrañable, “Sansón y Yo”.
Rodrigo Reyes continúa la exploración sobre la identidad, tema que ya había explorado en sus dos pasados trabajos, “Lupe Bajo el Sol” (2016) y “499” (2020), logrando llevar la discusión no al crimen por el que Sansón ha sido acusado, sino el cómo se forja la identidad de alguien y cómo, al ser encerrado de por vida, esta identidad se ve inmersa en un proceso de cambios que amenazan con desaparecer al individuo.
“No Nos Moverán” una atropellada comedia que falla en su ritmo
El cine que busca denunciar alguna injusticia tiene un camino complicado, no sólo debe dejar en claro su propósito sino que debe mover al espectador a la reflexión y la autocrítica sobre los hechos se relatan, muchas veces están fracasan por no lograr sobrepasar el panfleto, muchas veces logran ir más allá, pero desafortunadamente, hay ocasiones en que lo relatado parece quedarse a medio camino, eso es lo que pasa con “No Nos Moverán”, opera prima de Pierre Saint Martin y gran ganadora del pasado Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
Socorro ha vivido bajo la sombra de la muerte de su hermano ocurrida el 02 de octubre de 1968 en Tlatelolco, hecho que la motiva a volverse abogada y que le lleva a planear un perfecto acto de venganza una vez que logre ubicar al soldado que lo hizo. Cuando recibe una pista que la pone en lo que parece el camino desea, su obsesión por llevar a cabo sus deseos pronto le mostrarán las consecuencias de sus actos.
“Jíkuri: Viaje Al País de los Tarahumaras” un viaje a la curación del alma
Federico Cecchetti continua en su nueva película, “Jíkuri: Viaje Al País de los Tarahumaras”, la exploración de la cosmogonía de los pueblos originarios de México, centrando ahora la atención en el pueblo tarahumara, usando de pretexto, el viaje que realizó en la década de 1930 el poeta y dramaturgo francés Antonin Artaud para conocer más de la cultura.
Artaud vieja a la sierra tarahumara para conocer más sobre la forma en que ellos ven el mundo, en el lugar entabla amistad con uno de los pobladores, quien es asignado como su guía, cuando el extranjero abandona el lugar tras experimentar los efectos de la danza del jikuri, lo que le hace, bajo la tradición en la zona, perder una de las tres almas tiene. Para impedir se pierda por completo, deberá completar una de las dos restantes aunque para ello, deberá aceptar la cosmogonía del pueblo.
"El Ladrón de Perros" en búsqueda de la aceptación
Parece imperante que el cine latinoamericano termine narrando historias que rozan la pobreza y lo que provoca en aquellos viven bajo ese entorno, muchas veces instalándose en lo que se conoce como pornomiseria o rayando en ella, de éstas últimas, algunas logran esquivar con gran éxito el caer en los clichés de ello y convertirse en algo más que logra ir más allá y trascender en otros terrenos, tal es el caso de la cinta “El Ladrón de Perros”.
Martín es un lustrabotas que trabaja en las calles de La Paz, Bolivia. Desde hace un tiempo, Gladys, una vieja amiga de la difunta madre de Martín, les da refugio a él y a su amigo Sombras en una casa donde trabaja como empleada doméstica para una señora adinerada con Alzheimer. Movido por su imaginación y algunos rumores de Gladys, el lustrabotas comienza a sospechar que uno de sus mejores clientes, el sastre Novoa, es su padre. Decidido a crearse un vínculo con él secuestra su perro buscando, con ello, comprobar sus ideas y conseguir su reconocimiento.