Críticas
“Estoy todo lo iguana que se puede”, imposibilitada a tirarse al sol ante el eclipse
Basada en la obra de teatro de Carlos Olmos “El Eclipse”, llega la Opera Prima de Julían Robles, “Estoy todo lo iguana que se puede”, un retrato que nos confirma que pueblo chico, infierno grande, al llevarnos a los conflictos de una familia tradicional de la zona de El Palmarcito (Pijijiapan, Chiapas). Una historia que el novel director logra llevar de una forma poética, pero sin suavizar la brutalidad de su relato, desnudando la ignorancia, las fobias y la lucha de una generación por romper con las costumbres ancestrales que les atan.
En el Palmarcito, la comunidad se prepara para un eclipse de sol, la familia de la matriarca Dominga vive en un luto eterno provocado por la muerte del esposo de Mercedes, ella ejerce de forma tiránica su autoridad, la cual es replicada por su hija con sus propios hijos, la soñadora Indira y Gerardo, quien trabaja para la escuela. Por el fenómeno natural llega al lugar un fotógrafo, Mario, amante de Gerardo, y cuya presencia catalizará una serie de eventos que trastocará todo.
“Cabaña Sangrienta”, cine de horror lituano
El cine slasher pertenece al terror inspirado en las cuchilladas y cortes producidos normalmente por algún monstruo psicopático que desata su brutalidad contra jóvenes adolescentes desatados y libres de ataduras de los adultos. Normalmente, este subgénero es una forma de expresión punitiva en contra de los comportamientos socialmente incorrectos de generaciones que no siguen ni respetan los valores normalmente conservadores de la sociedad. Michael Myers, Jason Voorhees y demás figuras del horror son algunos de los más conocidos ejemplos de estas criaturas que imponen su ley a base de sangre, tripas y dolor.
Casi cuatro décadas después del gran apogeo de este tipo de cintas, el director basado en Lituania, Jonas Trukanas, decide retomar el subgénero para llevarlo a ese país con “Cabaña Sangrienta” (Rupintojelis, 2022), donde un grupo de estudiantes recién graduados sirven como carne de cañón para un demente que busca venganza después de que los jovenzuelos destruyeran unas estatuas de madera folclóricas, enseñándoles a respetar lo ajeno a base de cuchilladas y muerte.
“Blue Beetle” extremadamente básica, caricaturesca, olvidable
DC ha batallado mucho para encontrar su voz en el mundo cinematográfico en esta pasada década, primero para alejarse de lo que la competencia estaba realizando le apostaron a un universo “más oscuro” lo que en las películas se traducía en pantallas donde lo que abundaba era la plasta negra que impedía ver lo que ocurría en pantalla, lo que sumado a tramas pseudointelectualoides hacía sus películas un torturante pasaje para el espectador común, no así para los snobs que se sienten únicos y diferentes. Ahora, si bien muchos pedíamos que acabara la pedantería y aires de pretensión de Zack Snyder en ese universo, jamás pedimos que se cayera tan bajo, como ahora sucede con “Blue Beetle”, la cinta del superhéroe latino de la marca.
Jaime Reyes regresa a casa tras acabar sus estudios universitarios, encontrando a su familia al borde de la quiebra. Por casualidad conoce a Jenny Kord, quien se opone a los deseos de su tía de seguir consolidando la empresa familiar en un creador de armas indestructibles. Cuando ella le entrega un escarabajo milenario para que lo oculto, no sabe que éste se fusionará con su organismo, creando un poderosos superhéroe.
“Loving Highsmith” pagando el precio de la sal en el amor
Las novelas de Patricia Highsmith llevan a sus lectores a conocer oscuros seres, quienes no se detendrán ante nada con tal de cumplir sus ambiciones, la ambigüedad de esos seres hicieron que Alfred Hitchcock adaptara su primera novela publicada “Extraños en un tren” a la pantalla grande, creando una de sus mejores obras, son esos personajes los que han obsesionado a cineastas como Win Wenders o Anthony Minghella, quienes se rindieron a los pies de Tom Ripley. Pero es su segunda novela publicada, con el pseudónimo de Claire Morgan, la que ocultaría una historia digna de averiguar, tal y como lo muestra el documental "Loving Highsmith”, donde “The Prize of Salt” o “Carol” como es conocido actualmente, ocupa un papel importante en la vida de la escritora.
“Canción de Invierno” viviendo un despertar no esperado
Las cintas que llevan el sello de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), antes Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) sobresalen porque en la mayoría de los casos son películas que rayan en el ridículo pretencioso, con ejercicios que son realizados como si fueran a descubrir el hilo negro del cine, que buscan a un público de pose que aplaude todo lo que signifique aburrimiento. Hay excepciones, sin duda, y esas pequeñas excepciones son las que muestran que hay muchos caminos por explorar, como es el caso de “Canción de Invierno” que, de forma sencilla, pero directa, nos narra un despertar y toma de consciencia.
Danielle y Diego, dos grandes amigos, se encuentran en el proceso de salir de la depresión les ha causado el término de sus respectivas relaciones y, para conseguirlo, realizaran un viaje a Tijuana, el cual les mostrará quienes son y que deben hacer.